Primer premio para MARC PONS GABARRÓ

El relato que Borges escribió como ensayo y viceversa

El autor de este texto llega a su domicilio, que no presenta orden de desahucio, y se dispone a releer las bases del concurso literario que su localidad, Castelldefels, ha publicado. No solo hay que felicitarse por la iniciativa de la AVV El baixador, hay que aplaudirla con solemnidad. Y no por la importante motivación crematística, matiza en sus pensamientos el autor, sino por la necesidad, cree, de esta clase de concursos. Todos los pueblos deberían tener el suyo, como todos los pueblos tienen su fiesta mayor.1

Verán que cuesta seguir con esto si nos interrumpen impertinentemente. Les decía que el autor se ha terminado de leer las bases y está tratando de decidir qué tipo de microrelato mandar a concurso y qué lengua aplicar al mismo. El problema de nuestro autor es que su lengua materna es el catalán y su lengua literaria (y la de otras actividades que no vienen al caso por si hay menores leyendo) es el castellano. Digo castellano porque luego termina valorándose la literatura latinoamericana (así, ala, a botepronto) como algo diferente a la literatura castellana. Como si no fuera tan ajeno Vargas Llosa de Nicanor Parra como lo está de Umbral. Los une la lengua, los diferencia los matices socioculturales y lingüísticos que cada particularidad produce, como quien lee a Espronceda tras repasar a Lorca. Pero todas estas problemáticas proceden del boom iberoamericano y son cosas que escapan al tema que nos ocupa: la decisión sobre el relato que debe escribir nuestro autor.2

El autor solo quiere recordarle a su nota al pie (sabe que le jode que le llamen así) que el mismo Foster Wallace acabó aburrido de tal recurso hipertextual por la artificialidad que lo acompaña. Una cosa es romper con Balzac y la otra volvernos máquinas cerebrales insensibles. Por tanto, únicamente pretende mostrar que escribir un relato mezclando géneros en una sola frase no es imposible. Vayan dos modelos, uno metaficcional y otro habitual, a modo de botón muestrario. Empecemos por el último.

a) En la playa de Castelldefels se encontraron los restos del vestido de la única desaparecida [suspense] de la abducción colectiva [ciencia ficción] sucedida en el castillo [gótico] mientras dos enamorados se besaban absortos [romántico] esperando el tren que los llevara a su destino [existencialista].

b) Incorporen que este escrito es una copia de un escrito que era la transcripción de una grabación encontrada, cámbiese la desaparecida por Borges y el cuento no solo se transforma en metanarrativo sino que gana en realismo mágico y terror, especialmente si cambiamos abducción por vampirismo. Aquí perdemos cienciaficcionalidad pero añádasele un giro manierista deusexmachinesco al final que haga suponer que todo es un sueño del programa de ordenador del que formamos parte y se volverá a recuperar la inversión perdida. Que el ritmo no pare, cash flow, el espectáculo debe continuar.

Tras este par de tomahawks o crochets de derecha que no pretendían desilusionar a nadie, simplemente atizar al notitas, el autor vuelve a su problemática de escoger lengua y género. Quiere que entendamos que no es un problema baladí y menos siendo del Baix. No sé vosotros, y menos los de otras zonas catalanas, pero el Baix es una explosión de voces y matices lingüísticos: crecimos viendo Bola de Drac en catalán y Oliver y Benji en castellano, metiendo golacos o fotent calbots.3 Es por esto que el autor cree que lo mejor será redactar varios relatos, algunos con estilo definido y género clásico, y otros con la mezcla de los mismos. Sobre los idiomas, quizá se permita el lujo de mandar un texto donde haya varias voces y lenguas cruzadas. Porque al fin, lo que parece poco realista lo es más. ¿O es que alguien va por la calle seleccionando idiomas? ¿Alguien vive su vida de forma lineal sin interrupciones, sin watsaps cortarollos, sin publis jodepelis o sin atascos mortificantes? Si la-verdad-del-ser-está-en-la-apertura-de-la-nada-de-la-angustía-del-aburrimiento por qué la literatura debe olvidarse de ello. Por qué no reflejar las mil voces que tenemos dentro, por qué no mostrar los vaivenes de las dudas, por qué no recordar que cada elección es eliminación y sensación de haber errado, por qué esos finales felices que no engañan a nadie. Si hasta las nuevas series americanas me dan la razón, mezclando humor negro con drama, Shakespeare con Big Mac. Alguien ha intentado comparar Los problemas crecen o El príncipe de Bel Air con Los Soprano o The Wire? Es de risa.

Un par de apuntes que el autor no quiere que dejen de aparecer en sus relatos: hacer un homenaje a la sonrisa de las bibliotecarias de su pueblo que a pesar de recortes y precariedad siempre la tienen. Mandar a la vez un abrazo al funcionariado humano (médicos, bomberos, maestros, etc.) que en estos tiempos de falta de comunidad han demostrado, y demuestran, que no todo está perdido.

[Pd: para mi querido Súper-Narri, ¿si te crees tan valiente como para salir a la palestra a matizar todo lo que hago por qué no decides finalmente vivir tu propia vida (ah no, que no tienes cuerpo, solo eres una invención) o escribir tus propios relatos en vez de protestar continuamente escondido en tus notitas al pie? Cagón.]


1 La Autoconciencia Narrativa Absoluta (no confundir con el Súper-yo freudiano aunque somos primos) no solo arguye que el inicio de este texto es pomposo, abrazafarolas y susurra tímpanos sino que le discute al autor no haber entendido nada sobre las bases del concurso. Éste, a parte de instarte a que te decidas por un idioma, no vacila a la hora de determinar la clara voluntad taxonómica de separar en géneros clásicos los relatos. Por tanto, esta introducción metaficcional y pedante, además de excederse en peloteo lame traserillos no encaja con las clasificaciones habituales.
2 La Autoconciencia Narrativa (a partir de ahora Auti o Super-Narri para los amigos) intuye que debe disculparse ante el lector por su no presentación anterior. Primero debemos tener presente que la decisión de incorporarse como nota al pie ha sido a modo de temple al impulso kafkiano del autor aunque no puede dejar de recordar lo manido que está este recurso desde que Foster Wallace lo llevó al paroxismo en su infinita broma. Además, no solo cree que escribir en primera instancia embotaría el texto sino que intuye que muchos de los lectores terminarán por leer una de las dos partes por separado y no este enfrentamiento neurótico entre voces narrativas.
3 Para finalizar, despedirme de los lectores, a quienes compadezco y aprecio si han llegado hasta aquí. Como pueden intuir, no pinta que vaya a haber historia alguna. El máximo son dos páginas y miren por dónde va con todas sus pamplinadas. A quien quiere engañar, la rata nerd de biblioteca. No interesan a nadie tus guiños gafapasteros. La gente quiere historias lineales, suspense, resolución y no imposturas que parecen ensayos de Zizek más que literatura. Ruego, de nuevo, disculpen las molestias y pido perdón en su nombre más por vergüenza ajena que por simpatía. Por cierto, estoy seguro de que intentará redactar algunos relatos tradicionales porque en el fondo es un cobarde. Le gustaría estar en la pomada de la vanguardia artística, pero sabemos que manda cartas con seudónimo en el apartado de opinión de La Vanguardia.